De la Ansiedad a Enseñar Yoga Online: Mi Historia
Cómo el Yoga Cambió Mi Vida
Experiencias pensadas para ti
Transformación Real: Los Beneficios del Yoga que Experimenté
En 2022 comencé también terapia psicológica, y fue cuando todo empezó a encajar. Pero ya no dejé el yoga. Los cambios que vi en mi cuerpo y mi mente fueron realmente increíbles:
Aprendí disciplina real: no la que te castiga, sino la que te sostiene. Aprendí a presentarme cada día en mi esterilla aunque no tuviera ganas, aunque creyera que no progresaba. Esta constancia es clave cuando practicas yoga desde casa.
Desperté la conciencia corporal: empecé a notar los dolores que llevaba años ignorando, las tensiones acumuladas en hombros y espalda, la forma en que mi cuerpo guardaba las emociones.
Me volví observadora de mis pensamientos: descubrí que no soy mis pensamientos, que puedo verlos pasar sin aferrarme a ellos. Esta capacidad de gestión mental es uno de los mayores beneficios del yoga para la ansiedad.
Encontré la calma en medio de la tormenta: hoy estoy más tranquila, ya no me altero con cualquier cosa. Sé mantener la serenidad en situaciones complicadas. Aunque a veces la ansiedad todavía me visita, ese miedo intenso y paralizante de 2018 nunca volvió con la misma fuerza. Y lo más significativo: ni la gastritis ni el reflujo regresaron a mi vida. A veces tengo alguna molestia estomacal, pero ahora sé cómo trabajar con mi manipura, cómo escuchar lo que mi cuerpo me está diciendo y cómo gestionarlo.
Por Qué Decidí Dar Clases de Yoga Online
Cuando experimentas una transformación tan profunda, cuando sientes en tu propia piel cómo el yoga te devuelve a ti mismo, surge algo inevitable:
el deseo de compartirlo.
Siempre busqué algo con lo que realmente resonara, algo que no solo fuera un trabajo, sino una forma de ayudar a los demás desde un lugar auténtico. El yoga me dio eso. Me mostró que podemos sanar, que podemos cambiar patrones que parecían inamovibles, que la calma no es ausencia de problemas sino una forma distinta de habitarlos.
Me formé como instructora porque quiero acompañar a otros en ese camino que yo misma recorrí. Entiendo la frustración del principio, la impaciencia, el apego a los resultados. Entiendo lo que es llegar a la esterilla cargando ansiedad y miedo. Y también sé que, con práctica constante y compasión hacia uno mismo, esa esterilla se convierte en un lugar de refugio, de autoconocimiento y de verdadera transformación.
